lunes, 20 de enero de 2014

Rodrigo Abd: "En el periodismo no se puede ganar siendo egoísta..."


Se le considera un maestro de la fotografía. En dos ocasiones ganó el World Press Photo y obtuvo —junto a otros cuatro reporteros gráficos— el premio Pulitzer. Los cinco forman parte de la agencia Associated Press (AP).

Rodrigo Abd (Argentina) vino a El Salvador gracias al Foro Centroamericano de Periodismo que realizó el periódico digital El Faro en mayo 2013.

El fotoperiodista visitó el periódico salvadoreño, El Diario de Hoy y conversó sobre su trabajo y experiencias.

¿A dónde se remontan tus inicios periodísticos?

Comencé a trabajar en un diario muy pequeño que se llama La Razón, muy antiguo en Argentina. Tiempo después lo compró Clarín y yo me fui a trabajar a La Nación. En ambos periódicos cubría de todo. Trabajar en un diario es una gran escuela, una gran gimnasia, porque uno tiene que resolver en el mismo día un reportaje con el flash y unas luces, un partido de fútbol debajo de la lluvia, una cumbre presidencial, un reportaje a un guitarrista. En el mismo día uno hace de todo y aprendiendo de todo y todo eso te ayuda cuando estás en Siria o en Libia.

¿Y cómo diste ese salto del periódico local a una agencia internacional?

Me tocó cubrir toda la crisis argentina que fue bastante pesada. Tenía una amiga que trabajaba en el diario y empezó a trabajar en AP en Buenos Aires. Yo no sabía bien qué significaba AP, no sabía cómo funcionaba. Entonces, le dije a esta amiga cómo podía hacer para trabajar en una agencia. Tenía ganas de salir del país, de experimentar y ella me dijo que le mandara un portafolio a Buenos Aires. Y así fue que había una posibilidad en Bolivia o en Paraguay. Pero un día me llamó la jefa mundial de AP desde Estados Unidos y me preguntó si quería trabajar en AP Centroamérica, pero yo le pregunté si no era AP Bolivia, Paraguay y ella volvió a preguntarme, pero yo le pregunté en qué parte de Centroamérica... Mi jefa vio que yo tenía intención no solo de cubrir el día a día, sino desarrollar temas.

¿Siendo fotoperiodista la agencia te exige hacer videos?

Por ahora, no. Si estoy en un lugar y estoy solo porque AP Televisión no pudo llegar o porque quiero pasar más tiempo haciendo una historia, pues me piden algunos videitos para darle forma a la nota. Pero para la nota del día a día no me piden. ¿Sabés?, creo que es muy complicado como fotoperiodista hacer las dos cosas de la mejor manera. A veces estamos esperando una noticia y lo que realmente importa pasa en 20 o 30 segundos. Y esa es la foto. Tampoco digo que pase en todos los casos, pero: o tenés la foto o tenés el video. Es importante una buena capacitación. Si [los dueños de medios] quieren buen trabajo, tienen que invertir.

¿Volverías a trabajar en la dinámica tradicional de un periódico?

Me costaría mucho volver. Me acostumbré a trabajar pensando en mi historia con impacto regional y global, no local. Me acostumbré a trabajar historias que puedan impactar. Una vez que te metiste en esa lógica y volver a noticias tan locales... Es muy difícil.

¿Quién es Rodrigo Abd de aquellos primeros días como fotoperiodista y este que tiene dos World Press Photo y un premio Pulitzer? ¿Has cambiado?

Realmente, al tema de los premios yo no le doy importancia. Te pueden dar confianza o hacerte ver que lo que estabas haciendo no estaba tan mal y que valía la pena el esfuerzo y dejar muchas cosas de lado, no pensando en los premios, sino pensando en hacer el mejor trabajo posible. ¿Que si cambié? No cambié por los premios... Dejé de vivir en mi país, eso es tremendo. Es tremendo arrancar de cero en otro lugar, aprender lo que uno creía que era único, aprender de nuestro continente latinoamericano, aprender a viajar y adaptarte rápidamente a una realidad que no conocés. Aprendí a vivir en un país musulmán, en Afganistán. Son otros mundos donde la gente reza cinco veces al día. Te preguntan por qué no sos mulsumán cuando andás barba. Son lugares en los que tomarle foto a las mujeres es un acto grave. Tenés que adaptarte a esas realidades como a la de El Salvador en la que una persona anda con cinco guardaespaldas mirando para todos lados. Nunca había visto eso. Y hay que aprender a jugar con eso, a no juzgarlo de una manera negativa porque son momentos históricos, del proceso de un país. (...) Nunca hubiese conseguido un premio Pulitzer yo solo en Siria. Nunca, estoy seguro. Trabajar en equipo, de la mano es lo mejor. Ganamos porque fue un trabajo en equipo. Fuimos cinco fotógrafos que durante 12 meses transmitimos a diario imágenes de un conflicto tan serio como el de Siria. En el periodismo no se puede ganar siendo egoísta.

Tuviste la oportunidad de ver el trabajo de los fotoperiodistas salvadoreños. ¿Qué opinión tenés al respecto?

Aquí en El Salvador hay un gran potencial. He conocido fotógrafos que están a la altura de cualquier agencia mundial y no solo eso, ellos están capacitados para hacer de todo. Por eso dije en el taller que yo no tengo nada que enseñarles a los salvadoreños, en todo caso les dije que lo que podíamos hacer es intercambiar experiencias, porque aquí hay niveles muy buenos. Aunque he estado en otros países, creo que aquí en El Salvador hay más iniciativas para el debate (...) Hacer buen periodismo requiere muchísimo trabajo y esfuerzo. Invertir muchas horas de trabajo para muchas veces, frustrarse.

¿Alguna vez te has ido para una cobertura y te has dicho, "esta podría ser mi última fotografía"?

Sí, me lo dije en Siria. En la noche el ejército estaba tomando la ciudad y estaban bombardeando el pueblo en el que estábamos y los combatientes estaban llorando y tirando sus fusiles. Sabíamos que nosotros teníamos una sola oportunidad para salir y fueron momentos sumamente dramáticos porque caminamos de noche bajo los bombazos, yo no hablaba árabe, tenía que hacerlo en inglés. No podía entender qué estaba pasando.

¿Cómo te protegés emocionalmente, cómo evitás esas lesiones?


Intento... No quiero considerarme un fotógrafo de guerra, por eso creo que es importante volver a tu país o al lugar donde están tus afectos y hacer otro tipo de historias que te puedan nutrir. El balance de cubrir cosas muy dramáticas y devastadoras y al mismo tiempo cubrir cosas humanas. Ese balance me ha permitido seguir adelante.


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¡Que se jodan los sabios y los pensadores! / ¡Que se jodan todas las épocas y edades! / ¡Que se jodan los hombres de todos los tiempos / y el embuste de la Civilización y de la Cultura! [J. A. N.]