domingo, 22 de junio de 2014

Perdimos la libertad


Con el acertadísimo título "Miretiro como escribidor de LA PRENSA GRÁFICA", Luis Gómez Zárate nos deja solos en esta batalla de las ideas por la libertad en El Salvador.

Antes de darnos la espalda, nos demostró que es muy bueno en matemáticas. Su ábaco narcisista dio el resultado de “25 años señalando el peligro que representa para El Salvador el marxismo-comunismo, haciéndolo por diferentes medios: conferencias, intervenciones en televisión, denuncias públicas, judiciales”.

Si fuese poco, escribió 427 artículos en 210 meses sobre “hechos notorios, los cuales no necesitan prueba, pues son del conocimiento de la mayoría de salvadoreños”. De un solo plumazo nos hizo científicos. Bien podría fundar una universidad, graduarnos y darnos un puesto en la Corte de Cuentas o en el Parlamento Centroamericano. Y todo con los gastos pagados y con la promesa de ser figuras públicas en Milena, tu amiga.

Gómez Zárate —el J.J. Rendón criollo, pero sin chaqueta de cuero y sin cara de malo y sin la vocación internacionali$ta del venezolano— se fue no sin antes decirnos nuestras respectivas verdades. Nos pegó donde más duele:

 “Toda esta lucha y sacrificio han sido infructuosos ante el triunfo marxista comunista, por lo cual considero oportuno retirarme de las páginas de Opinión de LA PRENSA GRÁFICA, pues todos los peligros para nuestra Patria ya los hice públicos, ahora se darán cuenta de la realidad que señalé”.

Traducción (con doblaje y subtítulos al mismo tiempo): cómanse toda la mierda del mundo, porque lo que soy yo, ya no defenderé vuestra libertad; pero ya vendrá el día en el que recordarán mis dos apellidos, grandísimos vendepatrias.

Y si no le gustó la adaptación anterior, aquí les dejo las palabras de él:

“El Salvador tocó fondo con los marxistas, necesitamos patriotas que lo rescaten y gritar de nuevo: ¡Viva El Salvador!”

O sea: se jodieron, pendejos, porque yo ya no estoy.

Al César lo que es del César: gran ejemplo el que ha dejado don Luis a otros columnistas de El Salvador. Está bien si les pagan, porque eso de hacer monólogos aburridos de gratis y sin que los lean es jodidamente duro. Para eso está Twitter.

Usted ha tenido mucha gallardía, don Luis: escribir 427 artículos y pasar ignorado por 210 meses, sí que es tener una sobredosis de autoestima inagotable. Usted más que nadie sabrá que no hay nada más triste que ver el trabajo de las ideas impresas envolviendo aguacates, forrando botellas de Petrov o levantando caca de perros sin pedigrí. Yo sé lo que significa ser insultado por lo que uno escribe. Hasta mi mamá me dejó de hablar cuando supo que tuve un encuentro con una espía. Pero me he perdonado, porque lo mío no es el kung-fu.


Don Luis Gómez Zárate, mejor ábrase una cuenta en Facebook y opine en su muro y dele “like” a sus propias publicaciones. Verá que en el mundo virtual hay suficiente espacio para el fracaso.

lunes, 16 de junio de 2014

Aquí está tu regalo, papá


Ni Google sabe porqué el 17 de junio es el Día del Padre en El Salvador. Lo cierto es que para el 60 % de los salvadoreños —perdón que hable en nombre de ustedes— la efeméride nos sabe a 30 de febrero. Este es el único día en que el foco de la realidad económica y el de la austeridad se nos enciende: ¿para qué vamos a gastar en terceros cuando podemos dejar esos billetes para las cervezas del fin de semana? Muchas de nuestras desgracias se las debemos a nuestros viejos. Pero esto es así: nosotros no podemos elegirlos.

Pero no nos desviemos. De la parentela, el más hijo de puta siempre termina siendo el padre, porque si se queda, nos jode; si se va, pues es lo mismo, pero sin violencia. Y claro que hay padres cinco estrellas, pero no estamos hablando de ellos. Ustedes perdonen.

Con mi viejo somos amigos. Eso se logra con la distancia, porque la convivencia siempre se caga en todo. Solo mire cómo terminó el matrimonio presidencial del quinquenio 2009-2014. Pero no quiero verme como un cabronazo aguafiestas. Si llegó hasta estas líneas, déjeme contarle que hay canciones dedicadas al procreador. Y no crea que son tercermundistas, porque tienen su respectivo pedigrí. Las hay sutiles, duras y crueles. Por ejemplo: Jim Morrison le dijo en concierto a su tata que lo quería matar.  Kurt Cobain abrió un álbum confesando que deseó con todas sus fuerzas tener un padre, pero que solo llegó a tener un papá. Jeff Buckley —con esa bella voz que transparentó todo su tormento emocional— le preguntó en una canción a su viejo —el maravilloso Tim Buckley—, “Papá: ¿me escuchás, me conocés, te importé? ¿Qué harías en mi lugar?”.    

Ya me encantaría preguntarle a Jesús su opinión sobre su padre. Porque eso de ser sacado del cielo para venir a morir por extraños desagradecidos e hipócritas, sí que es una tremenda cabronada. 2, 000 años después y todavía lo ningunean. A ningún padre del mundo se le perdona semejante bullying.

Son más dinosaurios que otra cosa, pero no hay que olvidarse de los Padres de la Patria. Este país sigue tan huérfano de todo gracias a ellos. Y todavía se dieron un día feriado y remunerado. No sé qué es peor: si el cinismo de los políticos o nuestra absoluta incapacidad para tener un poco de dignidad y no salir a votar por ellos en cada elección.

Lo más triste de las conmemoraciones como esta es darse cuenta de que usted pasa de los 30 años, vive con sus viejos y llega a fin de mes con la plata de ellos. Y todavía les pide permiso para echar un polvo el viernes por la noche. 

Bonus track: 

Antes de suicidarse, Jeff Buckley dejó grandes canciones como esta. Aprovechó su talento para saldar cuentas con sus viejos.

"Mother dear: the world's gone cold. No one cares about love anymore. What will you say when you see my face? Father do you hear me? Do you know me? Do you even care? What will you say when they take my place...?" 


El reverso de la diferencia

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¡Que se jodan los sabios y los pensadores! / ¡Que se jodan todas las épocas y edades! / ¡Que se jodan los hombres de todos los tiempos / y el embuste de la Civilización y de la Cultura! [J. A. N.]