Con el acertadísimo título "Miretiro como escribidor de LA PRENSA GRÁFICA", Luis Gómez Zárate nos deja
solos en esta batalla de las ideas por la libertad en El Salvador.
Antes de darnos la espalda, nos
demostró que es muy bueno en matemáticas. Su ábaco narcisista dio el resultado
de “25 años señalando el peligro que representa para El Salvador el
marxismo-comunismo, haciéndolo por diferentes medios: conferencias,
intervenciones en televisión, denuncias públicas, judiciales”.
Si fuese poco, escribió 427
artículos en 210 meses sobre “hechos notorios, los cuales no necesitan prueba,
pues son del conocimiento de la mayoría de salvadoreños”. De un solo plumazo
nos hizo científicos. Bien podría fundar una universidad, graduarnos y darnos
un puesto en la Corte de Cuentas o en el Parlamento Centroamericano. Y todo con
los gastos pagados y con la promesa de ser figuras públicas en Milena, tu
amiga.
Gómez Zárate —el J.J. Rendón
criollo, pero sin chaqueta de cuero y sin cara de malo y sin la vocación
internacionali$ta del venezolano— se fue no sin antes decirnos nuestras
respectivas verdades. Nos pegó donde más duele:
“Toda
esta lucha y sacrificio han sido infructuosos ante el triunfo marxista comunista,
por lo cual considero oportuno retirarme de las páginas de Opinión de LA PRENSA
GRÁFICA, pues todos los peligros para nuestra Patria ya los hice públicos,
ahora se darán cuenta de la realidad que señalé”.
Traducción
(con doblaje y subtítulos al mismo tiempo): cómanse toda la mierda del mundo,
porque lo que soy yo, ya no defenderé vuestra libertad; pero ya vendrá el día
en el que recordarán mis dos apellidos, grandísimos vendepatrias.
Y
si no le gustó la adaptación anterior, aquí les dejo las palabras de él:
“El Salvador tocó fondo con los marxistas, necesitamos patriotas que lo rescaten y gritar de nuevo: ¡Viva El Salvador!”
O
sea: se jodieron, pendejos, porque yo ya no estoy.
Al
César lo que es del César: gran ejemplo el que ha dejado don Luis a otros
columnistas de El Salvador. Está bien si les pagan, porque eso de hacer
monólogos aburridos de gratis y sin que los lean es jodidamente duro. Para eso
está Twitter.
Usted
ha tenido mucha gallardía, don Luis: escribir 427 artículos y pasar ignorado
por 210 meses, sí que es tener una sobredosis de autoestima inagotable. Usted
más que nadie sabrá que no hay nada más triste que ver el trabajo de las ideas
impresas envolviendo aguacates, forrando botellas de Petrov o levantando caca
de perros sin pedigrí. Yo sé lo que significa ser insultado por lo que uno
escribe. Hasta mi mamá me dejó de hablar cuando supo que tuve un encuentro con una espía. Pero me he perdonado, porque lo mío no es el kung-fu.
Don Luis Gómez Zárate, mejor
ábrase una cuenta en Facebook y opine en su muro y dele “like” a sus propias publicaciones.
Verá que en el mundo virtual hay suficiente espacio para el fracaso.