Hace
cuatro décadas al poeta Roque Dalton le dieron plomo a traición. Las balas
salieron de la cúpula del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). Lo acusaron
de ser agente espía cubano. Luego cambiaron la versión y dijeron que era
miembro de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos. Esto
último cuajó en la mente de sus compañeros de armas y significó el fin para el
poeta creador de “Taberna y otros lugares”.
Los
que decidieron matar al poeta Roque Dalton siguen con vida. Uno de ellos es
Joaquín Villalobos —fue asesor del expresidente mexicano, Felipe Calderón— y el
otro es Jorge Meléndez —funcionario desde que el Frente Farabundo Martí para la
Liberación Nacional (FMLN) llegó al poder—. El primero fue el que puso las
balas en el cuerpo del poeta, el segundo fue el carcelero y el verdugo que le
daba golpes, según la familia Dalton.
Jorge
Dalton es cineasta e hijo del poeta salvadoreño asesinado en 1975. En esta breve
conversación el artista señala que el crimen de su padre sigue impune gracias
al FMLN.
“El
partido no ha movido un dedo en colaborar con el esclarecimiento del crimen
porque no les interesa”.
Jorge
Dalton es productor de cine y televisión. Actualmente es el director de Cine y Audiovisuales de la
Secretaría de Cultura de la Presidencia (Secultura). Ha vivido y trabajado en
México, Estados Unidos, Honduras y El
Salvador. Ha dirigido un total de diecisiete documentales, diversos programas
de televisión con temáticas de cine, revistas culturales, conciertos de
música en vivo y numerosos videoclips
tanto en Cuba, México y El Salvador.
También
ha sido jurado del Festival
Internacional de Cine de Guadalajara, (México), Festival Internacional de Cine en
Centroamérica, Ícaro (Guatemala) y Festival Latino de Nueva York (Estados
Unidos).
Se cumplen 42 años de
la desaparición física de Roque Dalton. ¿Todavía hay algo que decir?
El
crimen del poeta Roque Dalton sigue en la absoluta impunidad. Sus asesinos siguen sin esclarecer
nada ni revelar el sitio donde se encuentran sus restos. Para colmo, el Estado
se ha hecho cómplice del pacto de silencio de los asesinos. Sigue siendo un acto de gran injusticia y uno de los crímenes
emblemáticos que no se han resuelto como es el caso del asesinato de los curas
jesuitas de la Universidad Centroamericana, el de monseñor Romero y otros
crímenes atroces que son parte de todo un sistema de impunidad en el cual han
tenido mucho que ver la derecha y la izquierda. El Estado salvadoreño al no
hacer nada al respecto se hace cómplice.
Como
familia hicimos una carta al expresidente Mauricio Funes al inicio de su
mandato. Mi hermano habló también con Hato Hasbun —secretario de Gobernabilidad
de Casa Presidencial— y con otros miembros de la cúpula del Gobierno. Nos
reunimos con Medardo González —secretario general del partido FMLN—
directamente. Él nos aseguró que el FMLN no tenía responsabilidad en el
nombramiento de Jorge Meléndez en ese primer gobierno. O sea: entendimos que
tanto el matrimonio Mauricio Funes y Vanda Pignato fueron los que nombraron a
Meléndez como funcionario.
Con
el gobierno actual del presidente
Salvador Sánchez Cerén, el FMLN ratificó
en el cargo a Jorge Meléndez. Él está señalado de haber participado en el
crimen de mi padre. Al inicio de este segundo mandato llegamos a la conclusión
de que Medardo González también nos engañó. Comprobamos que
ese nombramiento había sido algo pactado entre todos ellos y no fue un
asunto solo de Funes y Vanda Pignato.
El
FMLN ha traicionado el legado y la figura de Roque Dalton. Ha pisoteando su
obra literaria y hasta su pensamiento político y todo lo que mi padre significa
para El Salvador y el resto de Latinoamérica. Entonces, no les bastó no solo
con ensuciar la memoria del poeta revolucionario, sino que engañaron a mi
familia, engañaron y pisotearon a mi madre y han engañado también al pueblo
salvadoreño.
Villalobos
y Meléndez no solo son responsables del
crimen de mi padre, sino de otros crimines que incluso están en el Informe de
la Comisión de la Verdad. Fue el FMLN quien —a Jorge Meléndez— lo ha elegido y
protegido de la manera más impune,
desfachatada y vergonzosa durante todos estos años. Cada día el FMLN deja
evidenciado que no le interesa la figura del poeta meritísimo Roque Dalton. He
llegado a pensar que en el fondo detestan a mi padre y todo lo que su figura
significa. El partido no ha movido un dedo en colaborar con el esclarecimiento
del crimen porque no les interesa.
El
resultado y la respuesta a nuestra carta de parte del expresidente Funes fue
más que miserable. Se puso a la par del victimario y echó a un lado a las
víctimas. Ofendió públicamente a mi familia utilizando todo su poder para
anularnos cuando le prohibimos pronunciar el nombre de mi padre en sus
discursos.
El
muy miserable [del expresidente Funes] quería centrar su show político con el
título del poemario “El turno del ofendido”. Y una ofensa recibimos luego que
mi hermano le solicitó a Hato Hasbun que no usara el nombre de mi padre. Y la
reacción del expresidente Funes fue la misma reacción de quienes han protegido
a los asesinos y los torturadores de Latinoamérica. La actitud de la primera
dama de entonces, Vanda Pignato no pudo ser más miserable también, porque nunca
se acercó a darnos ni la mínima
explicación. Me imagino que ella tenía que ser fiel a sus vínculos de amistad
con Jorge Meléndez y Joaquín Villalobos. Este último es el asesino directo del
poeta Roque Dalton.
Hace
poco —en un centro comercial de San Salvador— la exprimera dama, Vanda Pignato
se encontró con mi madre. Pignato la abrazó y la elogió de manera
hipócrita y descarada. Mi madre tiene ya 85 años y cada vez es más
frágil y sin fuerzas para reclamar nada. Y al parecer ella se irá de este mundo
sin ver la tumba del padre de sus hijos. Hasta dónde ha llegado la desfachatez,
la mentira y la impunidad de semejantes sabandijas en mayúsculas.
Hay una nueva
generación de poetas en El Salvador. ¿Crees que Roque Dalton sigue siendo una
influencia literaria?
Hay
una nueva generación de poetas y escritores salvadoreños y seguramente mi padre
seguirá siendo una gran influencia, pero creo que los escritores deberán crear
estilos propios acordes a los nuevos tiempos. Esta nueva generación literaria
tendrá que ingeniárselas para trascender y no quedarse en los localismos, los
intentos y los esfuerzos. Esto es algo muy impregnado en la cultura salvadoreña
a lo largo de la historia. Y no solo pasa con la literatura sino también con el cine, las artes plásticas y las demás
expresiones del arte. Hay un gran temor a trascender y eso ha sido un signo muy
marcado de una cultura subdesarrollada. Un escritor debe ser también un
intelectual en todos los sentidos. Debe ser parte de la conciencia crítica y
generadora de un pensamiento que ayude a transformar la sociedad y eso en El
Salvador de hoy es muy escaso. No hay una producción y un ambiente literario
como existe en Nicaragua o Guatemala. El panorama literario aquí es difícil
porque El Salvador no está catalogado como un país de lectores. Es un país en
el que la gente no lee. Han desaparecido las librerías y las bibliotecas están
vacías. La gente se reúne en un bar o un
café para hablar de política, para
hablar de cualquier cosa menos de arte y cultura. Consumen televisión de manera sedienta para
ver desfilar en los programas de opinión y noticieros a los mismos
políticos de siempre. El salvadoreño
común vive atrapado en el círculo sin salida de la política. El salvadoreño no
lee y para colmo tampoco va al cine,
porque lamentablemente tampoco no hay
nada que ver.
Por
último, la política literaria del Estado
o la gestión del Estado —en ese orden—
es insuficiente. El término mediocre es ya un elogio. Es de verdad paupérrima.
De
todas maneras el panorama puede ser muy negativo pero eso no es motivo para la
no existencia de una buena literatura. En Haití hay buenísimos poetas y hubo
siempre buenos escritores e intelectuales.
Hay algo que vi en
Cuba: Las nuevas generaciones de artistas no saben sobre Roque Dalton.
¿Vaticinás un olvido de la vida y obra de tu padre en la Isla?
No
tengo la misma opinión que tienes sobre la obra de mi padre en Cuba. Yo creo
que en Cuba sí se venera a mi padre, su
poesía y lo que significa su figura. Es un sitio donde mi padre aún no
está olvidado ni muerto, por suerte. Pero por supuesto, el olvido de las nuevas
generaciones es un peligro. Ya incluso los jóvenes cubanos de hoy ignoran
muchas cosas importantes de la propia cultura cubana.
En
este asunto del olvido que seremos, cito
al gran escritor colombiano Héctor Abad Faciolince: “Todos estamos condenados
al olvido y todos seremos derrotados, pero hay derrotas peores que la muerte”.
En Cuba están en peligro un sinnúmero de cosas que tienen que ver con el olvido
y la memoria. Ya Cuba no es la misma Cuba de 1968. Ni siquiera la Cuba de 1990.
Lo que fue para muchos la Revolución Cubana —y la continuidad de ese proceso en
toda su dimensión— está por definirse. A pesar de que me considero hijo de ese
proceso que se inició en 1959, mis motivos de apego son mucho más profundos,
son muy de raíz y están estrechamente relacionados con la nación cubana y soy
de un pensamiento martiano. Siempre he vivido agradecido de mis padres por
haberme llevado a vivir a Cuba. Y pienso que uno es del lugar donde crece y se
forma, donde casi todo es por primera vez.
Hoy
Cuba atraviesa por un momento complejo y los jóvenes que no tienen el mismo
compromiso que tuvieron sus padres y abuelos hoy miran el futuro —por lógica—
muy diferente. Ahora está la nueva relación con Estados Unidos que aún no sé
muy bien en que va a desembocar. Un amigo cubano —un poco en broma— decía que uno de los grandes problemas
de Cuba es estar lejos de Dios y demasiado cerca de los Estados Unidos. Pero yo confío en la nación cubana y no dejo
de pensar en la reconciliación entre los cubanos. Esto es inevitable y es la
única solución para un futuro próspero y abierto al mundo. Es una nación que a
pesar de los pesares tiene muchas virtudes.
Jorge Meléndez ha
aseverado dos cosas: en 2010 dijo que no conoció el asesinato de Roque Dalton
sino un proceso político —dentro del ERP— en el que resultó muerto tu padre y
otros guerrilleros. En 2016 afirmó que “Ni siquiera sabía que existía Roque
Dalton”. ¿Qué pensás de estos cambios de discurso?
Sobre
lo que dijo Jorge Meléndez en 2010 —que no se trató de un asesinato, sino de un
“proceso político”—, pues puede que tenga razón, porque los asesinatos que se
cometían a mansalva en la Unión Soviética —en la época de Stalin y los famosos “Juicios de Moscú”— y
los crímenes que se cometieron en la Checoslovaquia estalinista en Hungría,
Rumania y Polonia —en los que murieron miles y miles de personas bajo
innumerables acusaciones y que fueron a parar a fosas comunes— los denominaban
así: “procesos políticos”. Nunca reconocieron que eran crímenes de lesa
humanidad.
Y
sobre la frase “Ni siquiera sabía de la existencia de Roque Dalton”, pues a mí
no me sorprende todo lo burdo y despiadado que pueda ser este personaje de
Jorge Meléndez. Cuando mi padre fue
asesinado dijeron primero que lo ajusticiaron por ser “agente cubano”. Luego
salieron con eso de que lo habían matado por “agente de la CIA”. Y mí ya no me sorprendería que dentro de poco
el FMLN diga algo parecido. Si han resultado ser tal para cual, porque Jorge Meléndez goza de
toda la estima del FMLN y no me extraña que algún día el FMLN hasta les erija un monumento a los asesinos
del poeta Roque Dalton.
La familia Dalton se
ha esforzado por esclarecer el asesinato de Roque… ¿Me equivoco si digo que eso
mismo —al parecer— no sucede con tu hermano que desapareció a principios de
1980?
Él
murió en combate en el departamento de Chalatenango como muchos que murieron y
sus cadáveres quedaron en el camino. No sabemos mayores detalles. Yo no estuve
en la guerra. Yo no participé y ni siquiera vivía en El Salvador. Mi hermano
mayor muere en el mismo combate que mi hermano Juan José es capturado por las
tropas élites del ejército. No supimos más. Es la razón por la cual nunca hemos
reclamado, porque no se trata igual que lo de mi padre. Mi hermano muere en un
combate en la montaña contra el ejército. La pérdida de mi padre y de mi
hermano significa una gran desgracia para mi familia. Para nosotros hablar de
eso es sumamente doloroso.
Roque increpó a Miguel
Ángel Asturias por haber ocupado un cargo público que reñía con la ética
revolucionaria e intelectual y le aconsejó por dignidad que renunciara a su
cargo a la embajada de Guatemala en París. Si el Gobierno del FMLN mantiene en
sus filas a un supuesto asesino de Roque Dalton, ¿por qué no renunciás a la
Secultura? Es decir: ¿por qué no renunciás a tu cargo como funcionario del
gobierno del FMLN? Y también lo digo porque te has mostrado abiertamente
crítico hacia el partido y su actuar.
Bueno,
son casos muy diferentes y épocas muy diferentes en cuanto a lo que mencionas relacionado con Miguel Ángel Asturias y mi padre. Es
importante aclarar que yo no fui elegido por el FMLN para ocupar el cargo que
tengo como director de Cine y Audiovisuales de la Secultura. Cuando el FMLN
llegó al poder yo ya estaba ahí medio
año antes de que el expresidente Funes llegara al Ejecutivo. Fui contratado
para ocuparme de lo que en aquel entonces se llamaba Unidad de Video cuando aún
existía el Consejo Nacional para la Cultura y el Arte (Concultura). Entonces,
yo desde el primer día presenté un proyecto de convertir la Unidad de Video en
la primera instancia cinematográfica y audiovisual en la historia del Estado
salvadoreño. Con mucho sacrificio creé el Centro de Producción Audiovisual
donde se han realizados documentales y programas de televisión de corte
cultural que incluso ayudaron a fortalecer y aumentar la teleaudiencia de Canal
10. Estamos por lanzar dentro de poco el primer programa de televisión digital.
Pude crear un equipo de trabajo con gente joven y profesional. Es una instancia
que camina a la par de todo el nuevo panorama audiovisual salvadoreño. Yo no
fui elegido por el FMLN bajo ningún concepto ni ningún otro partido. Tampoco
tengo compromisos partidarios ni políticos de ninguna clase con nadie. Yo soy
un cineasta. Un trabajador comprometido con el arte, la cultura y el país. Bajo
esas condiciones fui contratado y esa es parte de mi misión aquí. Me propuse
dejar un legado que está muy vinculado a
todo el esfuerzo por la existencia de un cine nacional, donde el Estado tiene muchas obligaciones. Yo
no llegué aquí con un cargo político ni por “ser chero” de nadie. A mí me
ampara mi trayectoria, mi obra y todo el trabajo que he venido desarrollando
por el cine salvadoreño y la cultura en este país. Yo no vine al Estado como
han llegado otra gente afín o militante del FMLN que llegó a asaltar el Estado
como si fuera un botín de conquista como lo hizo el partido ARENA en el pasado.
Es aberrante e injustificable la filosofía del FMLN: si ARENA robó y
despilfarró porqué nosotros no lo vamos a hacer.
Yo
soy un cineasta revolucionario y enemigo de la burocracia, la mediocridad, la
mentira y la corrupción y yo vine a
cumplir con mi deber y no andar en babosadas políticas. No me perdonan que yo
diga las cosas y si tengo que salir a la calle con un megáfono a acompañar a
los trabajadores, pues lo hago. Yo no estoy señalado ni soy sospechoso de
cometer ningún crimen. Yo no tengo nada que ver con esa podredumbre de otros
funcionarios altamente sospechosos de crímenes, corrupción e enriquecimiento
ilícito. Esa es la gran diferencia [entre Jorge Dalton] con el cargo que ocupa
Jorge Meléndez. Si alguien sabe de esa
gran diferencia es el presidente de la República, Salvador Sánchez Cerén. Él
sabe perfectamente quién soy yo y conoce perfectamente a mi familia. Él sabe de
sobra de dónde viene Jorge Meléndez y en lo que estuvo involucrado. Es el
presidente de la República quien tendría la obligación, la honorabilidad, la
honestidad y la autoridad necesaria —en
nombre de la justicia y la verdad— de destituir a Jorge Meléndez señalado por
el crimen de un poeta.
El vicepresidente de
El Salvador, Óscar Ortiz pidió que no se extraditaran a los militares señalados
en haber participado en el asesinado de los jesuitas de la UCA. Y al Gobierno
no le cayó en gracia que se declarara ilegal la Ley de Amnistía de 1993. ¿Por
qué creés que ocurren estos cambios de postura?
Bueno,
la protección de esos militares e impedir que fueran extraditados por España
—señalados de graves violaciones a los derechos humanos— se inició con Mauricio
Funes y el FMLN. Ellos se prestaron para eso. Este es otro acto vergonzoso,
sucio —y sobre todo— un acto de traición a las víctimas de tales asesinatos. El
vicepresidente Ortiz pone en claro su postura —que en definitiva es la postura
del FMLN— de estar en contra del
esclarecimiento de la verdad. Ellos son pieza clave de ese sistema de impunidad
que reina en el país. Los miembros del FMLN están evitando por todos los medios
que los casos de crímenes cometidos por el FMLN no salgan a flote. El FMLN definitivamente se pone al lado de los
victimarios y anula a las víctimas.
Con
el caso del asesinato del poeta Roque Dalton, no pueden ser más claros. Como
dije al inicio: no han movido un dedo en ayudar al esclarecimiento de la
verdad y eso de alguna manera los hace
cómplices de quienes cometieron el crimen porque se han dedicado a proteger a
esos victimarios. Yo creo que todo eso es parte de un proceso de corrupción política dentro del FMLN. Ellos
han pisoteado muchos principios, se olvidaron hasta de su propia gente. Se
traicionaron a ellos mismos. Se olvidaron de
los que lo dieron todo, de los que sacrificaron lo más preciado que
tenían que es la vida.
(Jorge
Dalton cita los versos de un poema de su padre).
Se
olvidaron, pues de:
los arrimados, los
mendigos, los marihuaneros,
los guanacos hijos de
la gran puta,
los que apenitas
pudieron regresar,
los que tuvieron un
poco más de suerte,
los eternos
indocumentados,
los hacelotodo, los
vendelotodo, los comelotodo,
los primeros en sacar
el cuchillo,
los tristes más
tristes del mundo,.
mis compatriotas,
mis hermanos….
Eso
es imperdonable como son imperdonables los que asesinaron al poeta Federico
García Lorca. Yo considero que el FMLN no es revolucionario. Lo dejó de ser
hace mucho tiempo.
*Esta entrevista fue publicada en el periódico digital Cuarta de Guadalajara, México.
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