Ni Google sabe porqué el 17 de junio es el Día del Padre
en El Salvador. Lo cierto es que para el 60 % de los salvadoreños —perdón que
hable en nombre de ustedes— la efeméride nos sabe a 30 de febrero. Este es el
único día en que el foco de la realidad económica y el de la austeridad se nos enciende: ¿para qué vamos a gastar en terceros cuando podemos dejar esos
billetes para las cervezas del fin de semana? Muchas de nuestras desgracias se
las debemos a nuestros viejos. Pero esto es así: nosotros no podemos elegirlos.
Pero no nos desviemos. De la parentela, el más hijo de
puta siempre termina siendo el padre, porque si se queda, nos jode; si se va,
pues es lo mismo, pero sin violencia. Y claro que hay padres cinco estrellas,
pero no estamos hablando de ellos. Ustedes perdonen.
Con mi viejo somos amigos. Eso se logra con la distancia,
porque la convivencia siempre se caga en todo. Solo mire cómo terminó el
matrimonio presidencial del quinquenio 2009-2014. Pero no quiero verme como un
cabronazo aguafiestas. Si llegó hasta estas líneas, déjeme contarle que hay canciones
dedicadas al procreador. Y no crea que son tercermundistas, porque tienen su respectivo
pedigrí. Las hay sutiles, duras y crueles. Por ejemplo: Jim Morrison le dijo en
concierto a su tata que lo quería matar. Kurt Cobain abrió un álbum confesando que
deseó con todas sus fuerzas tener un padre, pero que solo llegó a tener un papá.
Jeff Buckley —con esa bella voz que transparentó todo su tormento emocional— le
preguntó en una canción a su viejo —el maravilloso Tim Buckley—, “Papá: ¿me
escuchás, me conocés, te importé? ¿Qué harías en mi lugar?”.
Ya me encantaría preguntarle a Jesús su opinión sobre su
padre. Porque eso de ser sacado del cielo para venir a morir por extraños
desagradecidos e hipócritas, sí que es una tremenda cabronada. 2, 000 años
después y todavía lo ningunean. A ningún padre del mundo se le perdona semejante bullying.
Son más dinosaurios que otra cosa, pero no hay que
olvidarse de los Padres de la Patria. Este país sigue tan huérfano de todo
gracias a ellos. Y todavía se dieron un día feriado y remunerado. No sé qué es
peor: si el cinismo de los políticos o nuestra absoluta incapacidad para tener
un poco de dignidad y no salir a votar por ellos en cada elección.
Lo más triste de las conmemoraciones como esta es darse
cuenta de que usted pasa de los 30 años, vive con sus viejos y llega a fin de
mes con la plata de ellos. Y todavía les pide permiso para echar un
polvo el viernes por la noche.
Bonus track:
Antes de suicidarse, Jeff Buckley dejó grandes canciones como esta. Aprovechó su talento para saldar cuentas con sus viejos.
"Mother dear: the world's gone cold. No one cares about love anymore. What will you say when you see my face? Father do you hear me? Do you know me? Do you even care? What will you say when they take my place...?"
Antes de suicidarse, Jeff Buckley dejó grandes canciones como esta. Aprovechó su talento para saldar cuentas con sus viejos.
"Mother dear: the world's gone cold. No one cares about love anymore. What will you say when you see my face? Father do you hear me? Do you know me? Do you even care? What will you say when they take my place...?"
Has escrito bien la línea que leemos: Eso se logra con la distancia, porque la convivencia siempre se caga en todo.
ResponderEliminarSaludos,
Luis Carlos Cisneros.