Entrevista con el fundador de la editorial española, Visor. Jesús García Sánchez nos habla de lo único que sabe hacer: editar poesía.
Él es mejor conocido como Chus Visor y es considerado un dinamizador de la poesía española. Ha publicado la obra de emblemáticos poetas de la Generación del 27 como Pedro Salinas, Rafael Alberti o Federico García Lorca. También ha sido un gran interlocutor con la producción latinoamericana y ha editado a grandes como Neruda, Vallejo, Huidobro, Mario Benedetti, Juan Gelman y José Emilio Pacheco. Los músicos no se han quedado atrás: Bob Dylan, Sabina, Leonard Cohen, Violeta Parra.
La Universidad José Matías Delgado le otorgó —a mediados de octubre de 2012— un doctor honoris causa por considerarlo "el editor de poesía más importante del mundo en la actualidad" y por sus 40 años de trayectoria. Junto a ese acontecimiento se presentó la antología "La poesía del siglo XX en El Salvador" (en la colección La estafeta del viento). Sobre eso y otros temas del quehacer editorial habló Chus Visor con El Diario de Hoy.
¿Cómo se siente el fundador de la Editorial Visor por este honoris causa que acaba de entregarle la Universidad José Matías Delgado?
Es una sorpresa. Estoy muy contento, la verdad. No sé qué más decirte porque me cuesta mucho trabajo... no me lo esperaba. Cuando me lo dijeron en agosto me quedó una sorpresa tan grande que todavía no la he digerido. Nunca le he dado tanta importancia a lo que hago. No me parece que sea una cosa tan importante. Estoy totalmente sorprendido. Es que no me lo creo.
¿Como editor qué mirada tiene sobre la producción literaria de El Salvador?
A mí me interesa mucho la poesía hispanoamericana. La difusión de la poesía de El Salvador en España es mínima. Aunque siempre me ha interesado la poesía hispanoamericana, tengo poco conocimiento de ella hasta hace poco tiempo. La poesía de El Salvador no la conozco bien, pero vamos, que me interesa como me interesan todas.
Su editorial publicó una antología de poetas salvadoreños —unos fallecidos, otros vivos—. ¿Qué opinión le da eso sobre la poesía de El Salvador?
La idea que tiene uno en general, como no los has leído, es una idea no formada, pero cuando los lees te das cuenta que estás en un error, porque hay poetas muy importantes, pero son desconocidos por miles de motivos. Esta poesía —que pertenece a la colección La estafeta del viento— tiene como objetivo que los poetas salvadoreños sean conocidos, no solo en España, sino en toda Latinoamericana. Estoy convencido de que los poetas latinoamericanos tienen poco conocimiento de lo que se hace en los demás países. Estoy convencido de que en Perú saben muy poco de la poesía de El Salvador. Para eso son las antologías: para conocer a los poetas, para conocer no solo a uno, dos o tres poetas importantes, sino para conocer a todos los demás. Para crear un panorama amplio.
Las antologías tienen sus críticas, pero más allá de eso, ¿tienen alguna desventaja editorialmente hablando?
Se pueden vender, a lo mejor, 200 ejemplares en toda América, así de un solo golpe y luego [el resto de ejemplares] poco a poco. Las antologías tienen una desventaja grande sobre los demás libros y es que esta antología dentro de seis o diez años ya no sirve para nada, porque han salido poetas nuevos, algunos poetas incluidos dejan de escribir, desaparecen del mapa, los mismos que están incluidos publican otros libros. La desventaja de las antologías es que envejece enseguida. Si no se vende en seis años, esa antología ya no vale pa' nada. Se quedan antiguas. Eso es así con todas las antologías.
Lleva 40 años al frente de la editorial Visor. ¿Qué ha sido lo bueno, lo malo y lo peor del oficio de la edición?
Lo peor es... ¿Sabes qué es lo que pasa? Yo olvido las cosas, las cosas malas. Las olvido rápidamente. Considero que eso es una gran suerte. Las buenas son que, después de 40 años editando poesía, he conocido a muchísima gente y al final, no he hecho más que hacer eso: editar poesía. Para bien, para mal o para regular. Mi vida es editar poesía.
Usted declaraba que, como editor, no había que fiarse ni de segundas ni de terceras personas. ¿A qué se refería con eso?
A todo. Pero yo creo que con eso me refería más a un poeta. Yo no me fío de recomendaciones de nadie. Eso es algo que lo he hecho toda la vida, seguramente he hecho mal, pero no me fío de nadie (ríe). Del público sí que me fío. No me queda más remedio que fiarme. Él es el que manda.
Usted ha dicho: "A los poetas no les gusta que les digan que no lo son".
Sí, eso me ha pasado. Los poetas son el gremio que más orgullo tiene. Tú le puedes decir a un pintor que no es buen pintor, a un cineasta o a un novelista. A un poeta, si le dices que es mal poeta, el orgullo se lo tocas y te mata. Los poetas tienen mucho ego.
¿Le ha tocado alguna vez un puñetazo en estos 40 años?
No, a eso no hemos llegado. Nadie por ahora. Mucha gente me ha quitado el saludo, pero bueno, eso son gajes del oficio. Mucha gente que no he editado considera que hice mal y me ha dejado de hablar.
¿Le ha dicho usted a un cuate muy suyo, muy cercano: "Lo siento. A vos no te voy a publicar"?
Se lo he dicho a muchísimos. Que sean muy buenos amigos, eso no los hace buenos poetas.
¿Y cómo ha sobrellevado el trabajo editorial con el mercado?
No pasa nada. Todo sigue igual.
¿O sea que con crisis o sin ella Visor ha funcionado?
No, la crisis es importante, al menos en España. La crisis está fastidiando a las editoriales, pero no a las que editan poesía. Por lo menos a mí, no. ¿Sabes lo que pasa? Que la poesía siempre ha estado en crisis y tampoco ahora eso es tan importante.
Y en esta carrera editorial de 40 años, ¿qué se lee más: a los poetas vivos o a los muertos? ¿A qué se debe eso?
Los poetas cuando se mueren, en un par de años, pasan al olvido. A no ser que sean clásicos. Nunca me he explicado cómo el buen poeta cae en el olvido, por ejemplo: Mario Benedetti. Hay muchas cosas que no me explico del género del libro, de la poesía.
¿Así que su padre quería que fuera cura?
No era eso. Mi padre quería tener un hijo cura, pero yo tengo 7 hermanos y eso le tocó a otro, no a mí.
¿Se miraba como cura? La pinta la tiene.
(Ríe). Joder, no. Sí es así, solo me pongo la sotana.
Usted ha editado el trabajo de músicos como Bob Dylan y Joaquín Sabina. ¿Cómo funciona eso a diferencia de la poesía?
Siempre he creído que en la poesía popular hay grandísimos poetas. Edité a Dylan, Leonard Cohen, Sabina, Violeta Parra y la gente no se lo creía. Siempre he considerado que hay que distinguir entre poetas que cantan y cantantes que hacen poesía. Son cosas distintas. Hay cantantes que son grandísimos poetas como Joaquín Sabina o Violeta Parra.
¿Y no ha tenido en la mira a Nacho Vegas?
No lo conozco suficiente. No me atrevo a darte una respuesta.
¿Editorial Visor ha publicado un mal libro?
Sí. Muchísimos. Hay bastantes.
¿Y qué falló? ¿Las ventas?
No, nada de eso. Hay un momento en el que tú piensas que tienes un buen libro, pero al cabo de tres años te das cuenta que no. Creo que eso es normal que pase.
¿Y qué papel juega la voz del mercado para publicar o reeditar?
No me fío de nadie, ya te lo he dicho. A mí lo que me digan no me importa.
¿Entonces cuando usted dice que un libro no funcionó es porque ha sido un ejercicio personal?
Mira, hay autores conocidos que no venden. Los hay muy importantes y no venden nada. A mí no me importa. En otros casos hay poetas que son muy malos y venden mucho más. El mercado no lo conoce nadie. Nadie tiene la certeza de saber cuándo se venderá un libro y cuándo no.
¿Y Editorial Visor ha tenido un peso, un criterio ideológico?
Sí. Es que en España como sucedió en El Salvador, la ideología era muy importante. Con Franco no quedaba más remedio que tomar partido. Mira el catálogo de Visor. Sus primeros libros son vanguardistas con poetas muy reconocidos dentro de la izquierda.
¿Y qué fue de todo eso?
La ideología ya no importa tanto. España ha cambiado mucho, pero claro que tú no te quitas todo eso de la cabeza.
Hoy por hoy, ¿a qué poeta le gustaría editar y no lo ha hecho?
Hay muchísimos, pero por alguna razón no he editado a Antonio Machado. No lo he hecho nunca. Y es mi poeta preferido después de Juan Ramón Jiménez, pero no ha habido la ocasión. Tengo que editarlo. Me da vergüenza no haberlo hecho.
¿Y qué sucede con los poetas que han sido tildados de fascista como Ezra Pound o Céline?
A Pound lo edité, pero vamos, Pound es un caso distinto. Él era un poeta, no fascista. Se volvió loco y después un poco fascista, pero él sobre todo era un poeta.
¿Y qué papel juegan las editoriales con el tema de la memoria?
Eso es algo que la gente debe tener muy presente. Países como España que han pasado por lo que hemos pasado, pues la memoria no puede quedar en el olvido. Es que no se puede. La memoria la tienes que tener y la ideología la tienes que tener. No se puede decir "yo no soy de izquierda ni derecha". Por favor, todo el mundo tiene algo.
¿Y cómo ve en este momento a su país, España?
¿España? España es un desastre, sin ninguna perspectiva. En España nos están engañando miserablemente a todos. No creo que las cosas mejoren con Rajoy (presidente de España).
Y si de pronto aparece Paulo Coelho con un poemario bajo el brazo y le dice que se lo publique... ¿Se lo publica?
No, no, no. Como no me guste, por mucho que venda, no lo edito. Puede editar lo que quiera. Puede vender lo que quiera, pero yo no lo edito. Por ahí no paso. ¿Sabes por qué llevo 40 años editando? Porque siempre hemos tenido el cuidado de no poner autores de esos. Que sino es la mala fama la que uno se coge enseguida. Y la mala fama no te la quitas. La buena te la puedes quitar en un día. La mala fama no te la quitas nunca.
¿Y qué poeta de El Salvador le gusta en la actualidad?
Ríe. ¿Qué quieres? ¿Que me echen mañana?
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